PROG REVIEW: NEAL MORSE – Testimony (2003)

PROG REVIEW: NEAL MORSE – Testimony (2003)

Luego de una prolífica pero silenciosa carrera en el mundillo del Prog que incluyó nombres tan distintivos como Spock’s Beard y Transatlantic, Neal Morse tuvo una completa transformación que nadie se vio venir: a finales de 2002, y luego de cosechar todo tipo de laureles con el monumental disco doble “Snow”, el maestro abandonaba ambas agrupaciones para concentrarse en su nueva vida. Y es que Neal no la tuvo fácil: desde el primer momento en que dio sus primeros pasos en la música fue una piedra tras otra en el camino a la prosperidad. Esto sumado a una serie de tragedias personales que pondrían a prueba a cualquier mortal, resultó en un renacimiento que hizo que el músico se convirtiera al cristianismo y entregara todos los aspectos de su vida a Dios.

Es en este momento que Neal decide comenzar una nueva etapa que se centrará en lanzamientos solistas, comenzando por la obra más personal de su carrera hasta el momento: el álbum doble conceptual “Testimony”, que oficia tanto de biografía como de inicio en la etapa solista progresiva del maestro. Un viaje muy íntimo en donde vamos a conocer los puntos más altos y bajos en la vida de un autor que supo tocar fondo y renacer de sus cenizas.

Como complemento a este álbum, es muy recomendable leer la autobiografía (también titulada “Testimony”) que fue editada varios años después en 2011, y retrata con lujo de detalles toda la vida de Neal Morse con sus subidas y bajadas (más que nada bajadas), haciendo especial énfasis en su historia con la música y su posterior transformación. Una lectura muy recomendada que viene como anillo al dedo para acompañar la escucha de un álbum fundamental.

Musicalmente, estamos ante un disco soberbio. Si a Neal no le había alcanzado con lanzar una obra de proporciones épicas y duración extendida con “Snow”, un año después nos vuelve a sorprender con un álbum doble de más de 2 horas, que abarca todo el espectro del Rock Progresivo y nos pasea por abundantes climas, melodías y matices que van adornado una historia tan dura como cautivante. Da gusto ir descubriendo la historia detrás de las canciones a medida que se suceden, mientras nos pintan un retrato que cobra vida ante nuestros oídos. Escuchar “Testimony” es acompañar al maestro en este viaje personal hacia lo más oscuro de su alma, y renacer junto con él en su camino hacia la iluminación.

El álbum abre a modo de prólogo con “The Land of Beginning Again”, la apología de los nuevos comienzos, buscar una forma de empezar desde cero en un lugar seguro. Es el prefacio perfecto que se da de manera acústica solo con Neal y su guitarra, e inmediatamente se desata la tormenta progresiva con la primer overtura instrumental. “Overture No. 1” es la premonición de una obra vibrante y resume todo lo que se vendrá: melodía, virtuosismo, emoción, desenfreno, sentimiento. La antesala de lo divino en una sinfonía de sabores y colores. Neal da cátedra desde el primer minuto.

Y así es como se empieza a relatar la historia musical de este genio contemporáneo. Una melodía blusera nos transporta al Los Angeles de los años 80 con “California Nights”, el relato viviente de los primeros pasos de Neal como músico profesional. Acá se describen las penurias del artista itinerante, el sacrificio de tocar los mismos covers todas las noches para ganar lo mínimo indispensable para seguir adelante. El desefreno, las noches de fiesta, el descontrol de la juventud, la fatiga y el desgano de anhelar un contrato discográfico que nunca llegaría. Todo esto queda plasmado en una pieza musical exquisita con mucho blues y jazz como base y un estribillo súper pegadizo. “Colder in the Sun” es otro temazo con un estribillo perfectamente construido, mientras que la canción en si se puede definir como un “straight up rocker”, una oda al Rock tradicional con épicos solos, juegos de voces y riffs electrizantes que en su segunda mitad abraza su lado Prog con cambios de ritmo atípicos, teclados juguetones y métricas dispares.

Sleeping Jesus” muestra el primer momento reflexivo, donde Neal se da cuenta que toca fondo y se cuestiona si hay algo más allá que lo pueda sacar de ese pozo del que parece que no hay salida. Una balada acústica delicada, sentida y que da propósito a todo lo que se vendrá. Ese “Jesús durmiente” comienza a estar latente y a despertar lentamente. Neal lo necesitará para afrontar lo que se vendría. El final de este tema tiene una cabalgata de guitarra acústica y batería con un punteo digno de elogio.

Interlude” muestra más proeza progresiva de parte de todos estos monstruos. Morse y Portnoy se sacan chispas en duelos increíbles mientras se da paso a “The Prince of the Power of the Air”, otro highlight rockero cuyo título alude a la presencia de Satán corrompiendo los actos de Neal, quien se ve hundido en una vida de excesos que sin darse cuenta lo tiene agotado. Esta breve canción engancha enseguida con “The Promise”, una clase de excelencia musical por donde se la mire, donde la base rítmica se asemeja a melodías españolas como el flamenco. Mucha guitarra acústica, coros increíbles y repiqueteo de batería contundente forman un combo melódico irresistible.

Y llegamos a un duro momento con “Wasted Life”, una balada impecable que desgarra sentimiento y pone los pelos de punta. Neal reconoce que su vida está perdida y que necesita un cambio urgente. Pide a gritos a Dios que lo ayude a cambiar. ¿Puede esta vida desperdiciada dar un giro y recomponerse? Neal trata de responder esta pregunta mientras nos hace partícipes de su historia y emocionarnos hasta las lágrimas al ser testigos de una musicalidad de otro planeta.

La segunda parte de la historia da comienzo (siguiendo en el primer CD) y nos encontramos con otra “Overture No. 2”, de esas que ofician tanto de intro como de premonición de las melodías que vendrán. Otra probadita de virtuosismo de genios desmesurados. “Break of Day” es un tema de transición, tanto lírica como musicalmente. Neal comienza su transformación espiritual y empieza a creer en una fuerza que está más allá de todo: Dios lo está convocando y por primera vez Neal escucha su llamado. Musicalmente nos encontramos con un medio tiempo entretenido y relajado, que relega virtuosismo en pos de formato canción y un aura folk adorna la bella pieza que se pone progresiva sobre el final y nos vuelve a dejar extasiados. La cosa se pone intensa con “Power in the Air”, otro clásico que sube las revoluciones y nos llena de sentimientos positivos, toda la negatividad que rodeaba a Neal comienza a transformarse en energía postiiva, sintiendo una especie de “poder en el aire”. Esta alegría queda totalmente volcada en la música en una canción que te llena de gozo y te hace querer saltar y compartir esas vibraciones.

Y de golpe nos ponemos serios nuevamente y presenciamos uno de los momentos más conmovedores del álbum: “Somber Days” rememora los momentos angustiantes de soledad que vivió Neal, recordándolos desde el lugar esta nueva transformación que lo muestra reflexivo y cauteloso. Una reflexión que es acompañada por una hermosa pieza que pone la piel de gallina y transmite totalmente las emociones que está sintiendo el maestro. La canción es acústica, con instrumentos de viento y con la voz de Neal cantando de manera más sentida que nunca.

A modo de paréntesis voy a hacer una reflexión en este punto. Esta canción sirve de magnífica ayuda para toda persona que esté pasando por un momento de soledad o depresión. Más allá del componente religioso, acá vas a encontrar un mensaje de esperanza y de no bajar los brazos cuando todo parece perdido. Para este review volví a ver la interpretación completa de este disco en “Morsefest 2014” y al final de “Somber Days” mis ojos estaban llenos de lágrimas. Así de fuerte es el mensaje de Neal Morse, y la manera en que lo transmite hace que empatices con el de una forma que pocos artistas logran.

Long Story” muestra que a pesar del nuevo renacimiento que estaba viviendo el maestro, la vida no le daba respiro. Acá llegamos a 1994 y encontramos a Neal cerca de los 35 años, luchando por mantenerse relevante en un circuito de espectáculos que se ponía cada vez más duro. La canción cuenta con un break en la mitad donde la cosa se pone bien prog y nos gozamos con un solo de guitarra imposible mientras la base se torna intrincada a más no poder. Y sin darnos respiro, volvemos a la penumbra con otra canción sumamente poderosa: “It’s All I Can Do” es la representación de la frase “hasta acá llegué, más no puedo dar de mi”. En medio de toda esta etapa de cambios, el peso de los años, las malas decisiones y las injusticias cae sobre todos nosotros y nos recuerda lo mal que la pasamos y lo que tenemos que hacer para poder seguir. La canción presenta otro momento conmovedor, sentido y auténtico, esas emociones que cuesta describir con palabras.

Y como el título lo sugiere, el comienzo del segundo disco y de la tercera parte de la historia se da con “Transformation”, un instrumental que simboliza el momento en que Neal decide dejar todo atrás y probar suerte, desembocando en “Ready to Try”. Con solamente una guitarra, su perro y una máquina grabadora, Neal realiza un enorme viaje en auto desde Los Angeles hasta Nashville siguiendo su corazonada y su instinto, guiado por su nuevo descubrimiento espiritual. “Dispuesto a probar todo” es el mensaje de esta canción, que se muestra de espíritu positivo y decidido. Es en este punto que Neal se reencuentra con quien sería su futura esposa, Cherie, y da comienzo su relación. 1995 está a la vuelta de la esquina y el génesis de una pequeña banda llamada Spock’s Beard también. Me meto mucho en la historia pero no me olvido de la música, “Ready to Try” contiene otro estribillo memorable y sólido, mientras la canción se mantiene en los medio tiempos alegres y no tan virtuosos, otra straight-up pop/rocker se podría decir.

El cierre de esta tercera parte viene de la mano de “Sing it High”, un himno que puede haber salido directamente de la Iglesia. Un canto alegre construido con la intención de hacer participar a la gente y que sea coreado eternamente. Es de una vibra muy positiva, musicalmente country, y también con un fuerte componente religioso, de esos que atraen a muchos pero también alejan a unos cuantos, con un cierre de violín épico y virtuoso para relamerse. Una nota positiva para cerrar un capítulo importantísimo en la transformación de la que tanto habla este disco. Acá es donde finalmente las cosas comienzan a salir bien, y después de tanta penuria vaya que está más que merecido.

Acercándose a la recta final, la cuarta parte inicia con “Moving in my Heart”, una alegre tonada que relata los momentos de cambio vividos entre 1995 y 1996, el casamiento de Neal y Cherie, Neal mudándose de la casa de sus padres, la perspectiva de formar una familia, y la costumbre cada vez más frecuente de concurrir a la iglesia. La melodía es un reprise más positivo y energético de “Colder in the Sun”, simbolizando un tiempo de cambios y movilizaciones como nunca había ocurrido en la vida del músico. El relato avanza hacia 1998 cuando Spock’s Beard empezó a ganar moderado éxito y popularidad en la comunidad progresiva, y la sensación generalizada de que Neal Morse finalmente estaba sintiéndose feliz, algo se empezó a mover en su corazón. La canción retrata perfectamente estos sentimientos con una vibra positiva, que da paso a “I Am Willing”, otra incursión seria y emotiva en forma de balada épica que genera uno de los momentos más potentes del álbum. Neal se entrega completamente al Señor, dispuesto a todo. La música gana intensidad, el estribillo se repite cada vez con más fuerza y las lágrimas no tardan en llegar. Sublime.

In the Middle” arranca con una intro de piano virtuosa de parte de Neal que desemboca en otra sección poderosa para enseguida tornarse dispar y darle paso a la locura progresiva enganchando con “The Storm Before the Calm”, un mastodonte prog que arranca con un solo de piano clásico del maestro que nos deja a todos con la boca abierta mientras las métricas en la base rítmica se desdibujan hasta el infinito. Una proeza de canción, que incluye secciones con instrumentos de viento, trompetas, saxofón, partes jazzeras y una musicalidad estratosférica. Se empiezan a repetir momentos ya escuchados antes con otras variantes, cumpliendo la premonición del inicio y dándonos el mensaje de que no falta mucho para el final.

Volvemos a los momentos emotivos y presenciamos el encuentro de Neal con Jesús en “Oh, to Feel Him”, una hermosa balada que vuelve a poner en plano la emotividad y el poder de la música y las palabras, con un final apoteósico. Este disco está lleno de momentos potentes que llegan al alma y es imposible no quebrarse, independientemente de tu concepción sobre los temas tratados. God’s Theme” es un sentido interludio instrumental con un solo de guitarra impresionante del maestro, que anticiparía una última parte bastante diferente al resto.

Y así llegamos a la despedida, un epílogo lleno de gozo absoluto. Con “Overture No. 3” oficiando de principio del fin, una nueva pieza instrumental llena de influencia clásica nos levanta el espíritu y nos prepara para el disfrute: “Rejoice” es el símbolo de la felicidad absoluta, todo el camino tortuoso por el que pasó Neal Morse culmina en un momento de liberación en donde todo está bien, y el mañana promete ser aún mejor. Para continuar con el epílogo y los momentos felices, “Oh Lord My God” es la carta de Neal a Dios, agradeciendo por haberle devuelto la vida y la voluntad. Otra canción de estructura simple y rockera, que relega el virtuosismo en pos de un sentimiento más directo y “en tu cara”. Y todo vuelve a empezar. Los finales que dan paso al comienzo. Y como Neal lo adelantaba en el mismísimo principio del álbum, su deseo está completo. “The Land of Beginning Again” cierra el álbum y la historia como empezó: con un deseo de renacimiento, de reencuentro con la gente que vale. Deseo que finalmente pudo materializarse tras una lucha interminable entre los demonios internos y las fuerzas del más allá. Neal pudo volver a empezar.

A medida que avanzaba en la construcción de esta reseña, por momentos pensaba en lo extensa que estaba quedando. Pensé en acortarla, pensé en resumirla y hablar por arriba de su historia y centrarme más en la música. Finalmente me di cuenta que era una tarea imposible, y que una obra tan gigantesca y magnífica merece ser analizada en su totalidad, donde la letra es tan importante como la música y es una parte fundamental para comprender la intensidad de este relato. Neal Morse compartió con nosotros su vida, y lo menos que podemos hacer ese prestarle atención a todos los detalles que rodean este testimonio de un hombre que renació, abriéndose completamente con nosotros y haciéndonos partícipes de una historia conmovedora. Con “Testimony” una nueva puerta se abre, y lo que vendría serían los mejores momentos en la carrera de un músico que finalmente pudo despegar, a base de honestidad, trabajo duro y un talento inhumano. Si él pudo, todos podemos. Nada es imposible en esta vida. Y si piensas que todo está perdido y no hay manera de salir del pozo en el que te encuentras, vuelve a darle play a “Testimony”. Siempre se puede empezar de nuevo.

Fecha de lanzamiento: 23-09-2003

Calificación: 9,5 / 10

Album Review: Alejandro Melgar

Colaboración con Nación Progresiva

Disc 1 (72:46)
– Part 1
1. The Land of Beginning Again (3:10) 
2. Overture no. 1 (5:58) 
3. California Nights (5:46) 
4. Colder in the Sun (6:20) 
5. Sleeping Jesus (5:32) 
6. Interlude (1:56) 
7. The Prince of the Power of the Air (2:43) 
8. The Promise (2:52) 
9. Wasted Life (6:50) 
– Part 2
10. Overture no. 2 (2:31) 
11. Break of Day (6:55) 
12. Power in the Air (5:03) 
13. Somber Days (5:06) 
14. Long Story (5:35) 
15. It`s All I Can Do (6:25) 

Disc 2 (50:57)
– Part 3
16. Transformation (3:00) 
17. Ready to Cry (4:17) 
18. Sing It High (4:48) 
– Part 4
19. Moving in My Heart (3:06) 
20. I Am Willing (6:28) 
21. In the Middle (2:27) 
22. The Storm Before the Calm (7:31) 
23. Oh, to Feel Him (6:17) 
24. God`s Theme (2:31) 
– Part 5
25. Overture no. 3 (1:05) 
26. Rejoice (2:28) 
27. Oh Lord My God (3:54) 
28. God`s Theme 2 (2:10) 
29. The Land of Beginning Again (0:54) 

Gerardo
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